Muchas veces se confunde el rol del líder con el del supervisor estricto, el que controla horarios, mide resultados al detalle y revisa cada movimiento.
Pero los equipos no crecen bajo presión. Crecen cuando hay un liderazgo presente, activo y empático.
En nuestra experiencia en puntos de venta como el de Arroyito, quedó claro que la presencia del líder influye directamente en la motivación, el clima laboral y la calidad de atención al cliente.
¿Qué es liderazgo presente?
Es la capacidad de estar cerca sin invadir, disponible sin sobrecargar, atento sin asfixiar.
Es caminar el local o la oficina con intención:
- * Observar sin juzgar.
- * Preguntar sin interrogar.
- * Escuchar sin interrumpir.
- * Corregir sin humillar.
- * Acompañar sin infantilizar.
Errores comunes del liderazgo ausente (o mal presente)
- 1- Aparecer sólo cuando hay problemas
El equipo empieza a asociar tu presencia con conflicto. Eso desgasta. - 2- Supervisar desde el escritorio o el celular
No se lidera a distancia. La gente necesita ver que estás, incluso si no hacés nada puntual. - 3- Intervenir sólo en las ventas importantes
Cuando solamente te involucrás con "lo grande", el equipo siente que lo demás no importa. - 4- Delegar sin capacitar
Confiar no es lo mismo que abandonar. Para delegar hay que formar.
Buenas prácticas de liderazgo presente
- Hacete visible, pero no invasivo
Estar en el lugar de trabajo, aunque sea 15 minutos al día, cambia el clima. - Mostrá interés por el cliente… y por el colaborador
Si el equipo te ve involucrado en mejorar la experiencia del cliente, lo va a imitar. - Aprovechá los errores como oportunidades de aprendizaje
Corregir en el momento, con respeto, es más formativo que una charla a fin de mes. - No midas sólo números: escuchá sensaciones
Cada proceso tiene una parte emocional que no entra en una planilla. Prestar atención a eso es liderar de verdad.
En la mayoría de las auditorías que hemos hecho, en los espacios donde el líder estaba presente, no había quejas del equipo ni tensiones con los clientes. Había una energía distinta. Más fluida. Más atenta.
En cambio, donde el liderazgo era ausente o puramente jerárquico, había confusión, sobrecarga, dudas no resueltas y decisiones mal tomadas.
Porque un equipo sin liderazgo presente no es un equipo autónomo. Es un equipo a la deriva.
Liderar no es controlar todo. Es estar cuando se necesita, aunque no digas nada. Es inspirar con el ejemplo, corregir con humanidad y celebrar con sinceridad.
Tu presencia puede ser lo que haga que un día difícil no se sienta tan difícil. Y eso también es liderazgo.